Dexter recupera el pulso (al fin) en su séptima temporada

Dexter es uno de esos productos televisivos maltratados por la audiencia en España (no así en USA) y cuya calidad queda fuera de toda duda.
Este asesino en serie ha logrado empatizar con sus seguidores poco a poco y desde el principio; "sólo" mata bajo un código que le enseñó su padre cuando de niño descubrió su peligroso instinto y que le ha servido hasta la fecha para no ser descubierto: sus objetivos son siempre asesinos, violadores y criminales de la calaña más inmunda......... Eso aderezado con el trauma con el que el protagonista autojustifica su naturaleza depredadora: cuando era poco más que un bebé presenció el asesinato y descuartizamiento de su madre en una orgía de sangre. Ya de adulto trabaja como forense experto en sangre para la policía de Miami lo que le permite disfrutar de su obsesión, y otear desde una atalaya privilegiada a sus futuras víctimas.
Tiene además una de las mejores intros de la historia de la TV: en poco tiempo y con mucha sutileza se nos presenta el elenco de maníacas habilidades de tan peculiar protagonista.

Como suele pasar en este tipo de productos de éxito las cadenas que los producen (salvo HBO, claro) alargan como un chicle las temporadas postergando un final que como el caso que nos ocupa debería haber llegado antes.
La séptima temporada se pone al fin al nivel de la primera, segunda y cuarta, preparándonos para la tragedia griega que se avecina en la octava y ya anunciada como última. Aunque un poco dispersa en personajes un tanto prescindibles, nos va encaminando para el final mostrando un giro importante en la evolución de todos los protagonistas empezando por Dexter. Por fin toma conciencia de que toda su vida es una concatenación de excusas que no son sino una cortina para ocultar su verdadera naturaleza: es un asesino en serie voraz incapaz de contener su apetito asesino y criminal.
Ya queda menos para el epílogo de este genial producto televisivo...........